Restaurante El Parpalló
Restaurante abierto desde 1963, bajo la dirección de María Rubiella y Julio Donet en temporadas cortas, sólo en meses de verano.
A partir del año 1975 empieza a funcionar durante todo el año.
Se empieza a definir como lugar donde comer paella valenciana en la montaña y se introducen las empanadillas como aperitivo.
Actualmente seguimos guardando nuestra fija tradición de hacer las paellas como ninguna, pero además, innovamos con los aperitivos y con otro tipo de arroces para poder llegar a todos los gustos y sabores.
Destacando como especialidad las empanadillas y la paella valenciana.
Lo que dicen de nosotros
Ensalada, empanadillas de guisantes o espinacas, paella y postre es el único menú que se podrá degustar en este restaurante que lleva abierto desde 1963 en un lugar un poco alejado del mundanal ruido y en el que Julia Donet cocina recetas heredadas de su familia. Es uno de los 10 mejores restaurantes para comer en España según Madrid Fusion.
Es uno de esos lugares con carácter, dónde aún se sigue cocinando fielmente la paella, sin hacer ni una sola concesión. Paella y empanadillas, es lo que ofrece el Restaurante Parpalló. Un local en las faldas del monte Monduver, cerca de la zona residencial de Barx, en el interior de Gandia, al que se llega después de un precioso – y no fácil – recorrido entre naranjales.
En Parpalló nos encontramos con una cocina de tradición. La dueña nos explicó que las recetas de todo lo que allí se elabora han pasado de padres a hijos, incluyendo la de la magnífica paella. Un sustancioso arroz que nuestras papilas gustativas valoraron de excelente. Un grano de esa paella tenía más sabor que muchas otras paellas -enteras- que hayamos probado.
Máxime ahora que han hecho reformas y ya más que un bar es un restaurante con cocinero profesional a bordo. Julia Donet, el alma mater del negocio, ha incorporado a su hija Julia, y l a paella sigue siendo igual de buena. Hay que elegir la paella de conejo – con las verduras de temporada que deciden poner – y con pelotas, que aquí son de ternera.
Como si de una metáfora se tratara, un humilde bar de La Safor completa este peculiar podium. Certera metáfora. Una forma de reconocer que para hacer una buena paella no necesitamos nada especial. Ni una cocina tecnológica, ni una factura desorbitada. La cocina tradicional es así, solo precisa de mucho cariño y honestidad para no querer ganar más dinero del razonable.
El restaurante es modesto, popular y bullicioso. Su oferta es corta porque, como dice su propietaria, Julia Donet, “aquí todo el mundo pide lo mismo”. Sin embargo, pese al ruido del comedor, este sencillo restaurante está llamado a convertirse en lugar de visita obligada para quienes peregrinan en busca de la buena paella valenciana.
